La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

sábado, 8 de septiembre de 2018

ABOLIR UNA REALIDAD




El gobierno feminista que hoy nos gobierna se declara abolicionista con respecto a la prostitución. Sin embargo ha legalizado un sindicato de trabajadores sexuales. La ministra del ramo reconoce que le han metido un gol y pone en marcha a la abogacía del Estado para impedir que el sindicato continúe.



La prostitución es una realidad y como toda realidad no va a dejar de existir porque se ignore o no conste en el papel oficial. Pero ya se sabe que las ideologías sectarias abolen toda realidad que no encaje en sus esquemas aunque no por ello ninguna desaprezca.



La presidenta de Andalucía cree que la existencia de este sindicato daría pie a la explotación de mujeres pero justamente los sindicatos, de cualquier ramo, se crean para luchar contra la explotación. La trata es delito perseguido por la ley. No hay que mezclar los distintos planos de esta realidad. Hay mujeres (también hombres) que deciden ejercer la prostitución por diversos motivos, si es por propia decisión creemos que no debe ser prohibido.









A lo largo de la historia la prostitución ha existido siempre, con más o menos auge o declive. Se dice de ella que es el oficio más antiguo del mundo, desconocemos si esto es algo más que un lugar común pero lo que deducimos de la observación de la realidad es que ha existido, existe y existirá. Mientras haya demanda de sexo no colmada por otras vías (no comerciales) y haya quien ofrezca ese servicio a cambio de un beneficio, no podrá ser abolido, por lo tanto pretenderlo es una ridiculez muy propia de los tiempos pacatos que vivimos. Alegar que es una explotación de las mujeres no es creíble cuando nada se hace por la erradicación de la explotación que supone el régimen salarial al completo, donde también vendemos o alquilamos nuestras buenas horas de vida por un sueldo que jamás podrá pagar semejante pérdida de libertad.

Pero no es la explotación de las mujeres (nada dicen de los hombres, el feminismo los ignora cuando no los veja) lo que preocupa a estas damas del Santo Oficiio, sino la sexualidad libre, a la que atacan por tierra, mar y aire.  Persiguen el amor de pareja estable con la Ley de Violencia de Género, quieren perseguir la libertad sexual de pareja esporádica con la ley de consentimiento y para acabar de rematar no quieren dejar expedito el recurso de la prostitución cuando la gana acucie. Deben pensar que follar es muy pecaminoso, las muy sororas, así que nos tocan las gónadas pero con pellizcos de monja,  para que duela,  que el dolor es tenido por expiatorio de culpas.

Todos los gobiernos son liberticidas pero los que se etiquetan como “progres” lo son sobremanera. ¿Cómo decirle al gobierno feminista que deje de meterse en nuestras camas? ¿Nos entenderán si les gritamos que dejen de jodernos para poder follar en libertad?

¿Abolir la prostitución?  Sí,  cuando abordemos abolir el salariado en su conjunto porque todo él supone explotación legalizada.



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