La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

domingo, 29 de abril de 2018

INSTRUMENTALIZACIÓN DEL CASO "MANADA"




Estoy francamente alarmada, pero no por la ola de violaciones que parece asolar el país, sino por esa unanimidad en todos los partidos, en todos los noticieros. Con ese nuevo”metoo” en las redes, que recibe guiños desde Hollywood. 



Estoy francamente alarmada por la ola–esta cierta y palpable– de manipulación de masas colosal. Instrumentalizan una vez más a las víctimas (ya lo hicieron con las del terrorismo de ETA) para que pidan a gritos, manada unánime también, endurecimiento de leyes. Pavor me da toda esta orquestación que, en nombre de un supuesto bien social–más “seguridad” y tal– se dirije a un cambio de leyes cuyo fin último, me temo, no es proteger a las mujeres, sino, una vez más, abolir la presunción de inocencia para el hombre. Hay precedente y por tanto razón para la sospecha. En el nombre de las víctimas de asesinatos en el ámbito de la pareja, para su supuesta protección y amparo, se ideó la ignominiosa Ley de Violencia de Género, entonces nos la colaron porque crearon previamente la alarma social que tan útil es a los intereses del Sistema. Catorce años después la violencia que llaman de género no sólo no ha desaparecido sino que sirve a un conglomerado de ONGs, fundaciones de partido, etc, para sostener una industria infame que mueve cientos de millones. Catorce años después la convivencia se ha quebrado y cientos de hombres comunes son acusados y vilipendiados desde el poder, que les arrebató, con esa aberrante ley, la presunción de inocencia. Estoy viendo venir idéntica maniobra, una vuelta de tuerca más sobre el hombre común, para que los que escapen a la primera ley sean alcanzados por la que se cierne. ¿De verdad pensáis que las víctimas les interesan? Tenemos precedente para sospechar que no, que en absoluto, que las instrumentalizan, que se trata de otra cosa bien distinta. Una vuelta de tuerca más en la guerra de sexos. 





¿Por qué ha sido escogido precisamente el caso #manada? Se ha orquestado con tiempo, las televisiones–y por ende las redes– han calentado bien la atmósfera, han dispuesto de meses para hacerlo (8M mediante). Chica que obedece a un perfil medio de mujer joven de hoy, como víctima, cinco sujetos embrutecidos sin pizca de empatía y con la catadura moral de un reptil infecto, como perpetradores. Pero jóvenes de barrio, sin mucho recurso, no importa si entre ellos hay un soldado o un Guardia Civil, son peones sacrificables para el poder, que dispone de muchos para recambio.  





Si tiene lugar una ley que de facto erradique la presunción de inocencia (antecedente tenemos) será la puntilla para las relaciones eróticas heterosexuales, así que mujeres, hombres, vayan haciendo pedidos de ciborgs para follar y jeringuillas de semen a la incipiente industria de la reproducción por si a alguien se le antojara alguna vez un bebé de carne y hueso. 










martes, 17 de abril de 2018

REVERTIR EL ABUSO DEL LENGUAJE SIMPLIFICADOR

El lenguaje publicitario nos ha acostumbrado al eslogan donde, en  una frase con gancho o un mero sintagma,  se concentran mensajes tan adherentes como fácilmente transportables. Así como un pañuelo de papel sirve para cualquier contingencia higiénica, del mismo modo desenfundamos las frases hechas en cualquier ocasión de intercambio verbal. Constituyen un atajo fácil para despachar asuntos sin aplicar el menor esfuerzo reflexivo.

La propaganda está bien surtida de ese arsenal fraseológico contra el pensamiento que a fuerza de reiteración instala obviedades incuestionables.  Veamos algunos de esos recursos que están en boga.

«Masculinidad tóxica»,  el origen exacto de este sintagma es difícil determinarlo aunque es fácil  deducir que procede de la prosa ideológica feminista,  cuyo análisis llevaría una biblioteca.  Da por descontado que la masculinidad tiene en sí misma un cariz enfermizo, lesivo, turbio,  que todos parecen aceptar incluso aquellos de sexo masculino que se defienden de él prestándole de ese modo credibilidad.  

Vamos con otro, este alcanza la longitud de una oración subordinada: «Si dices que no eres ni de izquierdas ni de derechas entonces es que eres de derechas». Alguien lo dijo ésto,  no se sabe ya cuándo ni a cuento de qué,  pero ha llegado a arraigar en el acervo de los tópicos generalmente aceptados.  

«La violencia no tiene género»,  este es de nuevo cuño y ha surgido a fin de contrarrestar la perenne acusación de violencia atribuida al género masculino. Estará quizá justificado mientras perdure esa atribución implantada machaconamente por la propaganda,  pero la confortabilidad de su uso no puede sustituir un razonamiento que sustente por qué,  en efecto,  es una falacia que el análisis desapasionado de la realidad refuta.



Relegamos a otro espacio y momento citar algunas consignas de pancarta que también han enraizado en el lenguaje coloquial.  

El objeto de este texto,  por breve,  no es entrar en un análisis exhaustivo ni pormenorizado de los lugares comunes del habla sino advertir que tras ellos se esconde,  por lo general, asunción o aquiescencia del lenguaje simplificador de la propaganda,  sobados tópicos o frases comodín,  y que podemos darle un uso renovado a los mismos tomándolos como balizas señalizadoras de que se impone una reconsideración de ellos a la luz de una reflexión serena y contrastada por los hechos y la experiencia.

Dicho de otro modo:  que cada vez que hallemos un tópico asumido,  una frase muy cacareada, un lema muy repetido, nos suene una alarma que nos alerte de que ahí precisamente está ausente el pensamiento propio y por tanto encarnado el de los dueños de la propaganda, del estado de  opinión,  del discurso hegemónico. Pensar por uno mismo es subversivo pero a condición de que,  en efecto, hagamos ese esfuerzo.  Seguir consignas no es revolucionario, cuando las masas son pastoreadas desde los altavoces y las pantallas,  es al individuo a quien corresponde alzar su voz única y clara sobre el monocorde pensamiento dominante.