La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

jueves, 31 de agosto de 2017

LA FE DE GÉNERO



Las ideologías, como sistema cerrado de creencias que son, ciegan. Por eso, quienes profesan la fe de la ideología de género, están impedidos para ver la realidad sobre el caso Juana Rivas. Si las mujeres son víctimas por el hecho de ser mujeres y los hombres victimarios igualmente por designio de su sexo, entonces no se podrá comprender que haya mujeres no víctimas ni que haya mujeres victimarias. Aunque haberlas haylas y no son casos excepcionales.

Cada vez a más mujeres el feminismo no nos representa. ¿cómo me va representar una ideología que niega mi completa humanidad? El ser humano puede optar desde su conciencia por ejercer el bien o el mal, y esta opción corresponde al individuo como tal, con su acervo, su biografía, su personalidad, su carácter.

Pero esta ideología niega la conciencia en el ser humano mujer ya que, al situarla en el permanente rol de víctima, le niega poder de decisión sobre sí misma. Y recuerda con ello, bastante, a aquellos prebostes de la iglesia que negaban que tuviera alma. No me extraña esta coincidencia, de hecho estamos refiriéndonos a dos doctrinas, dos fes, dos sistemas rígidos de creencias que a menudo son rivales en el ring de la sociedad pero que se rigen por esquemas idénticos. De un lado un obispo lanza una diatriba contra las feministas y sus fieles los aplauden acaloradamente, en respuesta el feminismo lanza una andanada  de bragas manchadas de sangre a la fachada del obispado y sus fieles se creen el colmo de lo subversivo. Pero no son tan distintas, no, incluso ambas fes sacan de procesión sus iconos más reverenciados, la una pasea torturados y escarnecidos, la otra, procesiona con tijeras, machetes, y hasta coños de silicona (también con pollas del mismo material y diversas proporciones en el día del orgullo gay). 



Ambas son espectáculos rivalizando en la era del espectáculo y no dejarían de ser hechos pintorescos si no fuera porque detrás de todo dogma de fe se esconde una inquisición que lo preserva a sangre y fuego, si no fuera porque esa inquisición necesita de chivos expiatorios y hasta de sacrificios humanos. 



Si las mujeres son siempre víctimas y los hombres siempre victimarios la cacería del hombre está justificada, así la ley de Linch es la ley supremacista del feminismo. Esa ley en el Estado Español se llama Ley de Violencia de Género, de un sólo género, el designado como violento, el hombre, el otro, la mujer, es siempre víctima ¿no recuerda esto demasiado a ese otro dogma de una “siempre” virgen maría? Seguro que si ahondamos hallamos más similitudes.

No, el feminismo no me representa, me declaro librepensadora, y estoy dispuesta a asumir que me lapidarán desde esa fe y desde la otra. Es el precio que tiene pensar, la fe –cualquiera de ellas– es infinitamente más cómoda, pero no se trata de optar por la comodidad sino por la libertad, me niego al victimismo, me quiero libre.




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