La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

lunes, 21 de agosto de 2017

ESTRATEGIA DEL TERROR




No es paranoia, las conspiraciones existen, los Estados siempre se sirvieron de ellas. Llegamos a conocer algunas muchos años después (v.g.Operación Gladio). Las complejidades de la geoestrategia actual crea extrañas alianzas y engorda monstruos. El Isis (o Daesh, antes Alqaeda) fueron en origen guerrillas locales impulsadas luego por las potencias occidentales, con EEUU a la cabeza. Resultan útiles para lograr la estrategia del caos en países donde aún quedan recursos energéticos que expoliar. También resultan útiles para sembrar el miedo en occidente, con atentados que no requieren gran despliegue, ni siquiera armas, basta un vehículo, basta embestir a la multitud. Basta con repetir hasta el hartazgo en los medios que estamos en peligro.



Que el miedo es muy útil a quienes gobiernan tampoco es una novedad. Las razones de Estado lo promueven y se sirven convenientemente de él.



El terror en la población es fácil sembrarlo, como hemos visto. Además de los medios con su incesante  discurso, si las sospechas se ciernen sobre un colectivo llegado en los últimos  años a convivir entre nosotros, los musulmanes, de los que guardamos en el acerbo un antagonismo histórico, el cóctel de probables conflictos está servido.



No hace falta aclarar que no todos los musulmanes son partidarios del integrismo islámico, ni que todos ellos se dedican al terrorismo, porque con que pertenezcan a una cultura que nos es ajena es suficiente para insuflar las convenientes sospechas.






Las ideologías que nos dominan en esta parte del globo ya lograron hace tiempo que consideráramos a nuestro vecino –tan autóctono como nosotros– como potencial enemigo y competidor. Qué no lograrán que pensemos del recién llegado.



La propaganda del Sistema nos lanza mensajes contradictorios. Por un lado la hidra islamista acecha por todas partes, no sospeche sólo de su vecino, nos viene a decir, sospeche con más ahínco del moro, ya no tiene  usted que avergonzarse de ello porque esté mal visto señalarlos como competidores en el mercado laboral y en los servicios sociales, puede usted odiarle sin sentimientos de culpa dado que él puede ser un terrorista.



Por otro lado nos conmina, con los discursos paternalistas de las ongs, a repartir con ellos nuestro pan de los pobres. E incluso a considerarlos mejores que nosotros, tanto que nos odiamos, ya no alcanzamos a encontrar nada aceptable en nosotros mismos.



Se avecinan tiempos conflictivos. A la escasez de recursos se sumarán tensiones inducidas en la población. Qué hacer. No es aceptable organizar cuadrillas hitlerianas de matones para administrar somantas, ni tampoco es conveniente pecar de ingenuos, si los autóctonos somos adoctrinados desde la cuna en una historia de vencedores permanentes donde los derechos caen siempre de nuestro lado, también los musulmanes han sido aleccionados, los unos y los otros seguimos siendo carne de cañón y de negocio para las élites. Con toda probabilidad nos dejaremos conducir cada quien por nuestros amos, eso sí a cada cual nos harán creer que salvamos una civilización.

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