La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

martes, 15 de agosto de 2017

EL REACCIONARIO O REACCIONARIA



Hay una especie de individuos (no importa el sexo al que pertenezcan) que se caracterizan por ser poco reflexivos, se guían por la fuerza motriz de sus vísceras, abrazan doctrinas y dogmas, slogans y consignas, sin cuestionarlas lo más mínimo. Reflexionar les da pereza, prefieren no ejercitar el músculo cerebral. Así que optan por adherirse al pensamiento dominante, por aquello de que con cuantos  más coincidan menos se verán en la situación de tener que confrontar, es decir más cómodos vivirán, pues se nada mejor con la corriente a favor.

A esta especie pertenece el reaccionario (o reaccionaria) que, perezoso mental, no se conforma con desistir de reflexionar sino que quiere imponer a los otros, con los que no coinciden, su pensamiento prestado. Para ello recurren a su visceralidad, de ahí proviene su calificativo: reaccionan no responden. Una reacción no requiere más que dejarse llevar por el impulso, y bien que lo hacen.

Para acallar las voces discordantes no dudan en censurar de mil maneras, desde un baneo hasta un mamporro, todo vale. Los insultos y descalificaciones son su costumbre, no pueden admitir que, dado que él no reflexiona, haya quienes sí lo hagan y que por ello puedan no coincidir con sus férreas aseveraciones.

Así como hay reaccionarios de ambos sexos los hay de toda ideología. El nivel de estudios o la clase social tampoco eximen del reaccionarismo, que, en una sociedad dominada por los impactos mediáticos, crece exponencialmente. ¡Menos mal que a esta sociedad nuestra la han denominado “del conocimiento”, no quiero ni pensar cómo sería si la hubieran llamado de la desconciencia!


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