El amor como tal no puede darse en abstracto sino en lo particular. Esas pomposas declaraciones de amor a la humanidad son propias de teologías (religiosas o políticas) que conducen a la deshumanización y a la devastación. O amas al prójimo o no amas en absoluto, otra cosa es el cuento del buenismo, tan rentable para descargos de conciencia vía limosnas a la salida del templo u ONGs.
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