La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

lunes, 24 de junio de 2019

SENTENCIADOS





El nazismo (ahora estoy leyendo sobre eso) desmontó el estado de derecho para instalar "tribunales del pueblo" es decir juicios sumarios, delitos de autor, etc. Pero eso sí, creó leyes ad hoc para que todo finalmente cuadrara como legal. ¿Cómo pudo suceder?, Nos preguntaremos. La propaganda y la agitación de masas fue tal que nadie opuso objeción, ni los partidos en la oposición ni los sindicatos ni gremio alguno, todos fueron cooptados o machacados. Cuando tanto se habla de memoria histórica de forma banal deberíamos refrescar la memoria de los errores del pasado para aprender algo valioso para el presente.



Un presente que asoma con muy mal cariz cuando turbas enfurecidas en las puertas de los tribunales dictan veredictos. Turbas azuzadas –asunto no menor–por los medios al unísono y con el conveniente anclaje en las instituciones del poder: en el parlamento, en el funcionariado de todo pelaje, en el ejecutivo y, claro está, también en la judicatura.



La cruz gamada pasó a la historia, de amargo recuerdo. Ahora ondean nuevas banderas, de un cierto color lila amoratado. Se disfrazan de salvadores pero vienen a por nosotros, no sólo a por ellos –los hombres– aunque por ellos hayan empezado, vienen también a por nosotras, sus compañeras, sus amigas, sus hijas o sus madres  y también a por ti, mujer lila, aunque creas que te están "salvando", para entonces ya no podrás apelar a sororidades, porque no quedará nadie, sino la fría burocracia a la que estás contribuyendo cuando pides cambios de leyes destinados a hacernos menos libres, más sujetos al poder, más y mejor dominados por él.



Una ley de consentimiento es lo que viene gestándose en estos dos últimos años de propaganda sin descanso, de agitación constante. Para que mujeres y hombres, cada vez más alejados y enfrentados, nos convirtamos todos en harapos en manos de las instituciones de poder y guiñoles de ellas.



Eso sí, todo, una vez desmontado el estado de derecho, volverá a ser legal pero con una legalidad nueva, diferente. Tan legal como lo es la ley feminista más veterana entre nosotros la Ley de Violencia de Género, 15 años  sin presunción de inocencia para el hombre que caiga bajo su rueda.



Se trataba entonces de penalizar las parejas estables, ahora se nos viene la siguiente vuelta de tuerca: prohibir (de facto) el sexo libre. Veréis que bien vamos a estar todos y todas, solos y solas y bajo permanente sospecha. ¡Qué triunfo para los que administran el poder y los negocios! Pero eso sí dirán –porque no dejáis de gritar pidiendo cadenas– que lo han pedido las masas en #manadas.









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