La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

jueves, 23 de enero de 2020

CATECISMOS




Sabemos, porque está presente hasta en la sopa de cereales del desayuno, el catecismo progre, así que haítos de doctrina en cucharón, nos ponemos, rebeldes con causa, a combatirlo. Pero ese combate hace nacer un nuevo catecismo, un "te alabamos, señor". El nuevo catecismo  (aunque nada nuevo, que está todo inventado) establece verdades tan pretendidamente nítidas que aspiran a ser dogmas incuestionables. Una de estas verdades verdaderas por la gloria de mi madre, es tal que así:  España es la mejó (que ya cantaba Manolo Escobar, que en gloria esté, también). Así que el primer mandamiento es:  amarás España por sobre todas las cosas (¿no ves que los progres, no?, ¡pues tú sí!) y el segundo: no pronunciarás el nombre de España en vano, es decir no vayas a criticar ni una mijita, pecador de la pradera, porque si no eres progre ni patriota ¿quién te va a querer a tí, a tí solo, desgraciado, que no tienes quien te escuche ni te atienda ni te pague un cafelito, ni siquiera un like por compasión? 



Todo es cuestión de "relatos" (eso que antes se llamaba propaganda) si no entras por el aro de un "relato" liderado por tal grupo editorial, pues tendrás que entrar por el otro "relato", liderado por otro grupo editorial, que hay que comer, cornflakes o cabezas de gambas envenenadas, hay que echarse algo al estómago, que no se ha inventado aún el soylengreen (o como se diga) aunque esto a veces sea una merienda de negros. 



Quién dice comer dice que no soportes que te hagan el vacío, es natural, así que hay que apresurarse a ocupar un lugar en esa pandilla que te da calorcito humano y lemas preciosos que defender, todos juntos. Juntos, café para dos, o para 40, que dos es poco, mejor más gente, que hacen más bulto y luego con los likes se hace mancha sin límites, que no sin bordes. 



De chicos, muchos recordarán, como yo recuerdo, nos hacían aprender un catecismo para inaugurar el camino al cielo, en él te suministraban una serie de preguntas con sus convenientes respuestas. Porque no era cuestión que tú fueras por libre, preguntándote lo que te diera la gana y respondiéndote o aguantándote sin respuesta, no. Tenías que (si querías estar, claro, en la autopista adecuada hacia el cielo) tenías que preguntarte justo aquello para lo que el catecismo tenía oportuna respuesta. ¿Oportuna para quién? ¡que te he dicho que no te hagas las preguntas inadecuadas!. 



Acabé contemporizando antaño y haciendo mi primera comunión, pero desde entonces me fijo en si me quieren hacer comulgar con ruedas de molino o me quieren dar una hostia consagrada. Si no trago la rueda, la hostia la tengo asegurada. Así que no diré que no entiendo lo de apuntarse a "relatos", "relatos" que ni siquiera se creen con convicción, precisamente porque son "relatos" y porque los narradores, mejor que nadie, saben que son fábulas. 



¿Andar sin catecismos? ¿Pero tú estás loca? 













No hay comentarios:

Publicar un comentario