Días atrás tuvieron lugar en la política institucional dos hechos que hicieron hervir las redes, uno la adquisición por el líder de Podemos y su portavoz de una casa de lujo; dos la sentencia de uno de los mayores casos de corrupción de la historia reciente del partido en el gobierno. Mientras (en Andalucía, en Valencia, etc) siguen su curso otros casos no menores donde se juzgan tramas del poder para el enriquecimiento de líderes de partidos, significados militantes y redes clientelares.
La actualidad, sin embargo, se renueva a ritmo trepidante. Una vez emitida la sentencia del caso Gürtel, había que desalojar a M. Rajoy –ese capo de hampones que había mentido al tribunal– de la presidencia. Pero Don Corleone se resistía a dimitir, el poder crea viscosas adherencias y he aquí que Sánchez, escudero con aspiraciones de adalid, encontró oportunidad para postularse de nuevo, esta vez mediante una moción de censura que ha prosperado con el apoyo de Podemos y las minorías separatistas. Las veleidades del nacionalismo vasco pusieron precio a la traición que culminó con la investidura del líder del segundo partido representado en un Congreso muy fragmentado.
Todos los hechos mencionados se han desarrollado conforme a la legalidad vigente ¿por qué, entonces, han originado tan encarnizados cruces de comentarios? Vayamos por orden cronológico.
Adquisición de un chalet de lujo
El partido Podemos, que dice representar los rescoldos del pretérito 15M, aquel donde se demandaban actitudes éticas tales como el stop a los desahucios en pos de un derecho universal a la vivienda, la transparencia en la gestión de lo público, desalojar de las instituciones a la vieja casta partitocrática, señalar a la banca como enemigo público número uno, rebajar los privilegios de la élite mandante, instaurar mandatos revocables, etc.; está liderado por un hábil demagogo que comenzó su carrera política (hace apenas cuatro años) teniendo a gala vivir con la austeridad y sencillez de un joven de barrio obrero, en una vivienda modesta y con ropa económica de hipermercado, de donar incluso una parte de su sueldo de diputado a causas nobles. Señaló a un ministro, cuando adquirió un ático de lujo por 600.000 euros, como indigno de la confianza requerida en un representante político. Sin embargo, no ha tenido inconveniente en echar a un lado sus principios para adquirir una vivienda de lujo por semejante precio, ha firmado una hipoteca con una entidad bancaria en condiciones de privilegio y se dispone a disfrutar en adelante de la vida propia de un millonario. Cuando le han afeado semejante bandazo ha explicado que es un proyecto familiar iniciado con su pareja, que entre ambos lo van a sufragar con su dinero y que en todo caso sus bases podrían revocarlos de sus puestos mediante una consulta virtual. Algunos se preguntaban en las redes ¿qué dinero, no decían no tenerlo? ¿Les ha dado tiempo a ahorrar tanto como para mantener un nivel de vida de lujo? ¿Planean dedicarse de por vida a la política, y la limitación de mandato? ¿Por qué el banco les trata con privilegios, a cambio de qué? Pero sus fieles les dieron un sí, naturalmente, ya se les vio haciendo campaña justificando lo injustificable por tal de no perder las posiciones políticas.
La sentencia del caso Gürtel
Finalmente, tras un proceso judicial dilatado, la sentencia condena al partido en el gobierno y deja en evidencia la responsabilidad en la financiación ilegal de su presidente, así como que éste mintió en en el juicio. Lo que procedía era que Rajoy dimitiera pero, como acostumbra, esperaba una vez más que el tiempo enterrara el asunto. Acababa de pactar los presupuestos generales con el apoyo del nacionalismo vasco a cambio de la concesión de una importante partida presupuestaria.
En el partido se dedicaban a echar balones fuera, sus fieles se justificaban señalando la corrupción ajena y la supuesta bonanza económica de la que se dicen artífices.
Moción de censura
El líder del PSOE, que ansiaba el poder sin haberlo logrado en anteriores intentos, ve la oportunidad de conseguirlo y la aprovecha, da igual si había declarado que no iba a pactar con populistas (Podemos) ni con separatistas (Pdcat, ERC), donde dijo digo dice ahora Diego y arreando.
Sus fieles celebran el arribo a la presidencia desde donde esperan reorganizar el partido de cara a las siguientes elecciones. Tienen asuntos graves de corrupción en vía judicial pero recurren al “y tú más” del partido adversario.
Ninguna ética
El parlamentarismo partitocrático no es sino un teatro de pésima calidad. Los corredores del poder están exentos de toda ética, pero ¿cómo andamos de ética los votantes? Para poder emitir el voto hay que hacer de tripas corazón, taparse la nariz, mirar con sesgo, no querer percatarse de la estricta realidad y eso es lo que hacen millones de ciudadanos que acuden a la llamada de las urnas. El malestar que tamaña disonancia cognitiva les produce les hace incluso partícipes de una campaña en pro de su candidatura predilecta.
No cabe duda de que existen problemas políticos de difícil resolución, y también económicos: el crecimiento no es más que un espejismo. El problema territorial y la fractura social en Cataluña están lejos de resolverse, pero con todo, el principal problema de que adolecemos como sociedad no es político ni económico sino ético, o mejor dicho de falta de ética, porque, seamos francos, ¿a quién le importa la ética? Aquí lo que a todos importa es “Qué hay de lo mío” y no sólo sucede en ese gallinero infame del parlamento, espectáculo bochornoso, no sólo en los tenebrosos despachos del poder, donde no hay luz ni taquígrafos, sino en todos y cada uno de los ciudadanos conniventes que revalidan con sus votos, con sus campañas exculpatorias, tamaña cochambre.
Vivimos en una sociedad que se dice avanzada, esto se traduce en la costumbre de la heteronomía, de la delegación, en esencia de la irresponsabilidad, donde esperamos que el Estado proveerá, él mismo nos adiestró en la sumisión y la dependencia, en la docilidad que facilita la dominación. Pero hay dos puntas que lo atenazan: la economía (que empeorará) y el asunto territorial (no sólo el separatismo sino la hipertrofia burocrática de administraciones que se solapan) ¿Qué haremos cuando la tenaza se cierre, tenemos un plan b? Los revalidados por las urnas seguirán con el “toma el dinero y corre”, los capitales continuarán viajando en jet a paraísos fiscales, pero ¿y los de a pié? ¿Qué haremos los de a pie? ¿Manifestaciones estériles demandando “qué hay de lo mío”? ¿Ingresar en el caos del “ sálvese quien pueda”? ¿Nos disputaremos a puñetazos los salvavidas insuficientes? ¿Intentaremos arrojar al de al lado por la borda para hacernos con su puesto en la lancha neumática? ¿Nos alistaremos, quizá, en algún frente patriótico de banderas?
No hay soluciones efectistas ni cortoplacistas, quien trate de vender alguna venderá humo y muy probablemente será un humo acre como de pólvora, como de bota marcial.
Distinto sería si al politicismo y al economicismo ante pusiéramos la construcción individual y plural de una ética sustentada en valores primordiales, una unión entre iguales en la base social, esa mutualidad que aflora en las catástrofes y que ha constituido históricamente el motor de supervivencia de la especie. Pero hay que proponérselo. Supone, dadas las circunstancias de enajenación en la que nos hallamos, el camino más largo, pero será sin duda el que nos lleve más lejos, no será fácil pero tampoco imposible. Esa es la cuestión decisiva, votar no es decidir es dejarse pastorear como ganado.
Un chascazo lo del chalet, pero se veía venir.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=_Aihse3B_XA