La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

sábado, 8 de septiembre de 2018

PARA UN DISCURSO AUTÓNOMO




La gente que lee en exceso (existen) tropieza con dificultades a la hora de elaborar un pensamiento propio,  es tal el cúmulo de autores atesorados que en lugar de con voz personal se expresan mediante citas.   


La erudición a menudo no es didáctica,  el erudito vive alejado del mundo real y no se percata de que los conceptos que maneja les son ajenos al  común de sus congéneres.  



En el extremo opuesto a los citados se halla el periodismo de titulares (osea,  todo él)  que,  lejos de ser didáctico,  simplifica,  y en dicha simplificación halla el medio más eficaz para la manipulación,  es decir para la reconducción del discurso hacia lo que debe ser entendido y replicado.  



Un extremo es producto  de la Universidad,  el otro de los Medios,  ambos constituyen las herramientas perfectas del sistema político y económico para sustentar su hegemonía.



Si se lee demasiado,  si uno aspira a la erudición,  es posible que la mente quede atrapada en esa tela de araña de las citas de autor, sin llegar a madurar un fruto propio. Si no se lee nada,  si uno picotea titulares sin dar sustento a la mente con vocablos donde apuntalar un pensamiento, tampoco éste nacerá.  



Quizá esto explique el ayuno de reflexión que padecemos hoy el común de la gente.  Cuando uno no sabe ser erudito ni tampoco se conforma con los esquemas suministrados por los Medios,  cabe introducir periodos de silencio entre lecturas escogidas, y dejar que, con los altavoces en off,  vaya naciendo un discurso autónomo.









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