La libertad no consiste en abrazar la doctrina adecuada sino en desasirse de todas ellas

martes, 7 de noviembre de 2017

ASÍ EN CATALUÑA COMO EN ESPAÑA



El Sistema (Estado y Capital) nos vende un paraíso que está siempre en otra parte, para pagar su alto precio nos mantiene, como cobayas, corriendo sin parar sobre una cinta deslizante, de manera que nunca alcancemos el fruto tentador.

Sea por un fetiche de marca que nos cree la ilusión de parecernos al futbolista o la modelo (paradigmas del triunfo) o por unos paraísos ideológicos que prometen lo que nunca han de cumplir, nos afanamos ansiosos en pos de una zanahoria, huyendo siempre del palo amenazante de damocles que nunca falta.

El Sistema nos puede vender lo que quiera porque todos los medios están a su servicio. Generalmente nos vende un pack completo donde se incluye el “problema” junto con la “ solución” en un kit con todas las piezas para armar. Como tiernos infantes nos entretenemos con el Lego de mil piezas, así, como los niños, bien distraídos, no damos la lata, o la damos con asuntos poco relevantes (¿Cómo se encaja esta pieza, papá?)

En Cataluña se nos vende una República Independiente, y Cataluña es pionera, la avanzadilla. El producto estrella, el Lego nivel dios, será la República Federal Española, o Confederal si hace falta. Aunque aún no ha llegado el momento del conejo triunfal de la chistera, antes habrá una ración de llanto y crujir de dientes, un quítame ese rey con este basto, un poquito de “revolución” televisada, un manifestódromo donde lucir pancartas; para así poder verter alguna lágrima de emoción con proclamaciones, que el espectáculo, ya se sabe, debe tener exposición, nudo y desenlace y todo debe ser narrado a su tiempo, los guionistas lo saben.

Así en Cataluña como en España no serán puesto en entredicho los grandes pilares del Sistema: la explotación del salariado, la esquilmación de los recursos, la vejación de la Naturaleza, la quiebra del sentido ético de la existencia que nos hizo humanos. Continuará habiendo clases, tanto esas aulas donde se nos seguirá adoctrinando “gratuitamente”, como las otras, las que designan quiénes son triunfadores y quiénes tienen que seguir corriendo sobre la cinta deslizante.

El paraíso está siempre en otra parte para una inmensa mayoría, salvo para esas minorías tan cualificadas que tienen el paraíso cuajado de millones al alcance de un vuelo de jet privado, o de aeronave oficial, tanto da, todos los vuelos les pertenecen. Aunque tal vez, sólo tal vez, los que permanecemos a ras de suelo recibamos un puñado de caramelos sobre nuestras cabezas, como sucede en las cabalgatas, y nos daremos empellones unos con otros por recoger los caídos al suelo. Quizá sonríamos, incluso, con una alegría inducida, si esos caramelos no nos los dispensan por esta vez unos Reyes. 


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